Goriska Brda

En el extremo oeste de Eslovenia se encuentra la región de Goriska Brda, conocida por muchos por formar parte de una de las Rutas del Vino más famosas del país.

El paisaje montañoso acompaña al viajero en todo momento, los campos de vides y frutas adornas las colinas creando un paisaje encantador, la ciudad de Brda atrae a los enamorados de los ricos caldos que buscan la perfección del vino en el paladar, visitando las numerosas bodegas y fincas agrícolas con el único fin de disfrutar de unas enriquecedoras jornadas gastronómicas.

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Alrededor de 50 bodegas se encuentran en la Región ofreciendo vinos tan deliciosos como el vino naranja, en las bodegas se pueden realizar catas desde unos diez euros aproximadamente, pero existen viajes especializados que se encargan de preparar todo el itinerario.

En la época otoñal comienza el espectáculo, muchas bodegas comienzan a recoger sus maduras uvas, creando los famosos vinos blancos eslovenos, nos cuentan que los preciados caldos surgen de una tierra arcillosa con un clima suave con mucho sol y pocas heladas.

Pero aquí no sólo hay vino, el interés cultural de la zona es muy amplio, la ciudad cuenta con numerosos monumentos relacionados con la II Guerra Mundial, y es que esta ciudad está ligada al dantesco suceso por su cercanía a la frontera Italiana, siendo por lo tanto un lugar estratégico para las tropas de ambos bandos. Por ello se erige un monumento dedicado a las víctimas realizado por el escultor Janez Boljka.

Otro lugar muy interesante es el Castillo de Dobrovo, que en realidad es un Palacio Renacentista, contruido por la monarquía, y heredado por la alta aristocracia, se conserva casi perfecto tras el paso de los años, nada más y nada menos que desde el Siglo XVII.
Si hablamos de edificios religiosos debemos visitar la Iglesia de la Santa Cruz en Kojskem, muy bien conservada con joyas de gran valor en su interior.

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Dicen los oriundos que la población más bonita de la región en Smartno, una villa medieval que guarda valiosamente su origen conservando murallas y torres, las callejuelas empedradas invitan a pasear perdiéndose entre ellas.

El clima en la zona es suave, abrigado por los Alpes y los Dolomitas por un lado y aireado por la brisa que aún llega del Adriático se convierte en un clima ideal para visitar durante el otoño o la primavera, y así podremos ver la explosión de los cerezos en flor, un espectáculo que cubre los campos con la preciosa flor blanca del cerezo.

Su posición geográfica hace que muchos elijan este destino para realizar unas vacaciones gastronómicas-culturales, pero además puedan disfrutar de unos días de playa en la costa eslovena, ya que a tan sólo una hora podéis notar el efecto de salitre en la piel.